En cada una de las campañas realizadas en Panamá, Paola Daza ha sido mucho más que una colaboradora; se ha convertido en mi mano derecha, mi apoyo constante en todo momento. Desde el principio, Paola ha estado presente, brindando su ayuda incondicional a todas y cada una de las sobrevivientes, demostrando un compromiso que va mucho más allá de lo profesional.
Es una persona alegre y llena de vida
con una energía contagiosa que siempre logra levantar el ánimo de quienes la rodean. Su presencia vibrante es inconfundible, con su piel adornada por tatuajes de muchos colores que reflejan su espíritu libre y creativo. Sin embargo, lo que más destaca es su corazón generoso, siempre dispuesto a ofrecer apoyo emocional y consuelo a las mujeres que participan en las campañas.
Más allá de su capacidad para gestionar y organizar
Paola ha mostrado un nivel de empatía admirable. Ella se asegura de estar atenta a cada detalle, garantizando que todo funcione a la perfección. Su preocupación por el bienestar de las sobrevivientes es palpable, y su capacidad para conectar con ellas y ofrecerles un espacio seguro y acogedor ha sido clave en el éxito de cada campaña.
No solo ha sido una gran colaboradora
También ha llegado a ser una gran amiga. Su calidez, cariño y disposición para ayudar en cada aspecto han hecho que nuestras campañas en Panamá no solo hayan sido bien organizadas, sino también profundamente humanas. Me siento muy afortunado de contar con alguien como ella, alguien que ha compartido no solo su tiempo y esfuerzo, sino también su corazón.
Agradezco profundamente todo lo que ha hecho por Tinta Esperanza y por cada una de las mujeres que ha tocado con su cariño y apoyo. Su contribución es invaluable, y no puedo imaginar una campaña en Panamá sin su presencia. Es, sin duda, una pieza fundamental en esta misión de esperanza y sanación.
Por: Fabian Henao